El 23 de junio el Reino Unido vota en referéndum sobre su continuidad o no en la Unión Europea. Un ejercicio del derecho a decidir sobre una cuestión polémica que fue uno de los puntos claves del programa con el que David Cameron consiguió la victoria electoral. Una propuesta como reacción al ascenso del UKIP, un partido de ultraderecha, antiinmigración y euroescéptico.
El gobierno de Cameron defiende la permanencia en la UE después de conseguir un estatus especial a favor de la economía y la banca británica y una limitación de la libre circulación de personas; Londres podrá discriminar a los trabajadores en función de su pasaporte. No obstante los tories se encuentran en una situación de guerra civil interna y la cuestión del Brexit es uno de los detonantes. En cuanto a los laboristas Jeremy Corbyn ha manifestado su apoyo al hecho que el Reino Unido siga en el bloque europeo. Corbyn no es un defensor apasionado de la UE actual sino más bien de una UE democrática que funcione en interés de la gente trabajadora, tal y cómo defiende el movimiento sociopolítico europeo encabezado por el ex-ministro de finanzas griego Yanis Varoufakis. Al respeto el analista político y referente de la izquierda británica Owen Jones argumenta que era escéptico pero que ahora defiende la permanencia en la UE como primer paso para reformarla.
La incertidumbre en el resultado del referéndum y el aumento del apoyo al Brexit que muestran los sondeos preocupan a los poderes financieros, máximos interesados en la continuidad en la UE. El Brexit pondría otra vez en cuestión la unidad del Reino Unido ya que según el resultado la población escocesa y los líderes del Partido Nacional Escocés podrían volver a exigir un nuevo referéndum de independencia. Esta incierta situación está siendo aprovechada por el UKIP, partido volcado en una campaña eurófoba y de rechazo a la inmigración que está recogiendo muchos apoyos sobre todo en Inglaterra, aunque no exclusivamente. Unas políticas derechistas y xenófobas que son el símbolo de este fenómeno político que se convirtió en el tercer partido más votado en las generales de 2015.
Finalmente, la gravísima crisis económica, las políticas austericidas, la situación intolerable de los refugiados, el pacto de la UE con Turquía, las intervenciones militares de algunos países europeos y la lacra del terrorismo son situaciones que están poniendo al límite a la UE. En este contexto el Brexit puede acabar de romper una UE a la deriva que necesita urgentemente una refundación que ponga los valores de la libertad, la igualdad y la solidaridad como principios rectores de una Europa de los pueblos.